27 de junio de 2009

Si me necesitas, llámame, de Raymond Carver

Carver es, sin duda, uno de los mejores narradores que hay. Se dice que la literatura norteamericana es práctica, concreta y eficaz. Pero lo cierto es que estas características se deben, en gran medida, a que Raymond Carver es americano. Sus relatos son maravillosos. No pasan de las 10 páginas. Son fragmentos de vida, son ventanas vouyeristas a momentos de personas que pasan por un momento crucial: la separación de un matrimonio o la resolución de dejar el alcohol. No hay adornos retóricos ni complejidades semánticas. Sus personajes heridos y sumergidos en la incertidumbre de lo cotidiano son tan humanos que puedes sentirlos junto a ti... o en ti mismo.

Si me necesitas, llámame es un libro breve imprescindible en la biblioteca Carver. El cuento Leña o Sueño (incluso, Vándalos) son extraordinarios. La esencia estilística y temática de Carver está ahí.

25 de junio de 2009

Camas, de Groucho Marx

More about CAMAS

Lo compré en la Feria de Salva un libro... and I loved it!! Una reflexión de la vida en la cama, que abarca dos tercios de nuestra vida... o, en mi caso, quizá más. (¿A quién engaño?)

"Es una tontería mirar debajo de la cama. Si su mujer tiene una visita, lo más probable es que la esconda en el armario".

7 de junio de 2009

Elogios criminales, de Julio Villanueva Chang

Seis perfiles periodísticos que Juan Villoro describió como "robos perfectos". Y en cierta medida lo son. Villanueva Chang no es un nombre desconocido en el terreno del periodismo narrativo. En 2002 "El Chino" –como lo apodan– fundó Etiqueta Negra. Estudió pedagogía y fue becario de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, presidido por García Márquez.

Sus retratos tienen un tenue sabor ácido que se disuelve en un refrescante humor inteligente. Como alguien que estudió para la compartir conocimientos, Villanueva Chang explica las zonas grises de sus perfiles con metáforas sencillas e imágenes concretas, muchas veces con apologías a la cultura popular. Los datos duros (lo que habla de arduas investigaciones) se deslizan con naturalidad, casi imperceptibles. A veces, esas cifras (tan escasas en el periodismo latinoamericano, pero tan necesarias en el retrato de los hechos) son dispuestas en modos divertidos y poco convencionales. Nos dice, por ejemplo, que el los desperdicios que se tiran diariamente en un basurero municipal en Cali, equivalen al peso de más de doscientos elefantes apilados entre sí. Sabiendo de la precisión de Villanueva, es seguro que hizo el cálculo exacto.

Los perfiles son a seis figuras altamente conocidas en la esfera pública. Pero llega a ellos por frentes nunca explorados. Retrata al Premio Nobel colombiano, Gabriel García Márquez, a través de su dentista cristiano que guarda religiosamente una de sus muelas.

Incursiona al mundo de un tenor peruano de primer nivel, Juan Diego Flórez, desde la casa en Florida de la madre de la gran voz que nunca aprendió a silbar.

Se aproxima a la mítica figura del mejor exponente de periodismo narrativo de la historia, Ryszard Kapuscinski, desde el lobby de un hotel a minutos de su regreso a Varsovia.

Le roba cinco minutos al polémico director de cine Warner Herzog y eso le basta para construir un perfil de un tipo que amenazó de muerte a su actor favorito.

Y para el final, deja el que a mi gusto fue el mejor perfil: Ferran Adriá. Un extraterrestre cuyos platillos son comparados con platillos espaciales. El mejor chef del mundo, elevado al peldaño de genio-artista, es un catalán que ahuyenta mosquitos en la terraza del mejor restaurante de este planeta, con vista al mar mediterráneo.

6 de junio de 2009

Mis polaroids









De sueños empresariales paternos, las últimas vacaciones en Acapulco con un pedazo bursátil cerca de la costera.

Elogios criminales de una cocina extraterrestre



Aún no lo termino. Elogios criminales. Estoy terminando el último perfil periodístico. Ferran Adriá. El mundo de los sabores. La cocina inmaculada, minimalista de lo que la prensa internacional llama el último gran genio de la cocina. Incluso del arte. Parecería semántica snob. Pretenciones intelectuales. Pero la filosofía detrás de la cocina de Adriá es cosa de otro mundo. O quizá demasiado de éste. El mundo posmoderno: tratando, casi en el absurdo, de racionalizar todo. De reducir (sí, reducir) la realidad en conceptos. El arte es conceptual. La comida también. Ahhhh... No lo sé.

3 de junio de 2009

Felicidad suprema... La dolce vita

Felicidad suprema con aliento etílico. Noches etéreas, heroínas del celuloide con rubias cabelleras y curvas peligrosas, ausencia de límites de una generación que creció en la guerra.
Nino Rota captó esa extraña sensación festiva que marcó la frontera entre los cinecuenta y los sesenta que Fellini retrató en La Dolce Vita.