29 de mayo de 2011

37ºC

El día está como parado por el bloque de calor que me aplasta en la cama, húmeda aún del agua ahora tibia del baño que tomé hace diez minutos y que moja la almohada y la espalda de la camisa morada, esa que conoces. Nada se mueve. Las hojas del árbol del patio que alcanzo a ver desde la horizontalidad de las sábanas están a la espera, pensaría yo, quizás, de un golpe de viento que las zarandé por los hombros.

Pronto tendré que pararme y vestirme para ir a comer.

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