26 de mayo de 2009
25 de mayo de 2009
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Insomnio y una pacífico

24 de mayo de 2009
"Algunos árboles", de John Ashbery
Estos son sorprendentes: cada uno
apareado a un vecino, como si el discurso
fuera una inmóvil representación.
Poniéndonos de acuerdo, por azar,
en encontrarnos hoy por la mañana, tan distantes
del mundo como en concordancia
con él, tú y yo
somos de repente lo que tratan los árboles
de decirnos que somos:
que su simple presencia
tiene un significado: que muy pronto
podremos tocar, amar, explicar.
Y dichosos de no haber inventado
semejante hermosura, vemos que nos rodean:
un silencio poblado ya de ruidos,
un lienzo del que emergen
un coro de sonrisas, una invernal mañana.
Bajo una luz desconcertante, en movimiento
nuestros días se visten de reticencia tal
que estos acentos parecieran defensa de sí mismos.
apareado a un vecino, como si el discurso
fuera una inmóvil representación.
Poniéndonos de acuerdo, por azar,
en encontrarnos hoy por la mañana, tan distantes
del mundo como en concordancia
con él, tú y yo
somos de repente lo que tratan los árboles
de decirnos que somos:
que su simple presencia
tiene un significado: que muy pronto
podremos tocar, amar, explicar.
Y dichosos de no haber inventado
semejante hermosura, vemos que nos rodean:
un silencio poblado ya de ruidos,
un lienzo del que emergen
un coro de sonrisas, una invernal mañana.
Bajo una luz desconcertante, en movimiento
nuestros días se visten de reticencia tal
que estos acentos parecieran defensa de sí mismos.
Si esto es un hombre, de Primo Levi
Contra México Lindo, de Lobsang Castañeda, et al.

Contra el machismo, de Lobsang Castañeda y contra la celebración de nosotros mismos, de José Israel Carranza, son a mi gusto los mejores ensayos del libro: Irreverentes , mordaces e inteligentes. La lectura se hace rápida y deliciosa.
Éste de México Lindo es el Round 11, y Tumbona ediciones tiene otros rounds interesantes. Ahora voy por Contra el Copyright.

Raval. Del amor a los niños, de Arcadi Espada
Uno termina de leer a Arcadi Espada (Barcelona, 1957) y queda con la sensación de haber asistido a una clase de periodismo. Haber presenciado un ágil devaneo de ideas agudas y apuntes experimentados de un periodista crítico.
Raval. Del amor a los niños es un reportaje sobrio. Narrado con fluidez despilfarradora de un escritor que no da respiro al lector.
Su estilo es refrescante y lúdico. No es fácil. Requiere del lector reflexión y concentración. Probablemente deberá releer ciertas páginas, escritas con el estilo apurado de un detective con labor cartográfica. “Éste libro es inhumano. Sólo hay rayas y nombres. ¿Periodismo? ¿Literatura? ¡Cartografía!” (Espada, 91). Desentrañar una red de mentiras no es cosa fácil.
Su narración es rica en descripciones e imágenes como aquella en que describe el sudor en el saco del abogado o el fétido olor de las mantas manchadas de semen y vómito de uno de los encarcelados. Es famosa la frase de Espada en que se opone a la redacción periodística usual que esconde al periodista-individuo que escribe. “Se trata de fabricar la ilusión de que alguien o algo ajeno al yo del sujeto, y en consecuencia, a sus intereses y opiniones, narra los hechos. Es desde este punto de vista que se proscribe, en la estilística periodística, el uso de la primera persona del singular (excepto cuando esta persona ha alcanzado un estatus divino y entonces ya puede equipararse al Dios objetivo, mayestático y sin alma, que es el narrador habitual del periodismo)". Y añade: "Así es como cada yo queda en su casa y Dios en la de todos”. En Raval, Dios se queda en su casa.
Raval. Del amor a los niños es un reportaje sobrio. Narrado con fluidez despilfarradora de un escritor que no da respiro al lector.
Su estilo es refrescante y lúdico. No es fácil. Requiere del lector reflexión y concentración. Probablemente deberá releer ciertas páginas, escritas con el estilo apurado de un detective con labor cartográfica. “Éste libro es inhumano. Sólo hay rayas y nombres. ¿Periodismo? ¿Literatura? ¡Cartografía!” (Espada, 91). Desentrañar una red de mentiras no es cosa fácil.
Su narración es rica en descripciones e imágenes como aquella en que describe el sudor en el saco del abogado o el fétido olor de las mantas manchadas de semen y vómito de uno de los encarcelados. Es famosa la frase de Espada en que se opone a la redacción periodística usual que esconde al periodista-individuo que escribe. “Se trata de fabricar la ilusión de que alguien o algo ajeno al yo del sujeto, y en consecuencia, a sus intereses y opiniones, narra los hechos. Es desde este punto de vista que se proscribe, en la estilística periodística, el uso de la primera persona del singular (excepto cuando esta persona ha alcanzado un estatus divino y entonces ya puede equipararse al Dios objetivo, mayestático y sin alma, que es el narrador habitual del periodismo)". Y añade: "Así es como cada yo queda en su casa y Dios en la de todos”. En Raval, Dios se queda en su casa.
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